“Confusio, fue
uno de los que inventó la confusión”. Dixit míss Panamá, cuando se le pregunta
sobre el filósofo chino, en un concurso planetario de bellezas. Bueno, pues ya sabemos
a quién tenemos que rezar para que nos aclare el galimatías que hay es España
después de las elecciones. Porque confusión,
es decir, estar confundidos, lo estamos. Aunque no deberíamos dejarnos engañar,
porque es posible que no sea tanto y estemos ante una nueva burbuja mediática que
trata de generar eso, mucho desconcierto, porque, ya saben, a río revuelto
ganancia de pescadores, y cuáles son las redes que se van a llenar: las que
tienen forma de cuenta de resultados de los grandes medios. Y de paso, también,
dirigir la presión mediática, para lo que le interesa al establishment español,
que PP y PSOE lleguen a un pacto de gobierno, una vez comprobado la inutilidad
de Ciudadanos como sostén de los intereses del poder económico, y como mejor
forma de neutralizar la fulgurante irrupción de Podemos en el Congreso.
En
contra de la idea que nos están transmitiendo los medios de que un pacto por la
izquierda es una quimera, yo no diría tanto. Otra cosa es, que a muchos de ellos
no les interese que se produzca y, por supuesto, van a hacer todo lo posible
por bombardearlo. La política es, entre otras cosas, el arte de negociar, y
todas las supuestas líneas rojas, que tanto les gusta airear a esos medios, no
son ni más ni menos que posiciones
iniciales de negociación. Si un negociador no pone sobre la mesa con claridad y
firmeza cuáles son sus puntos fundamentales de discusión, mal negociador es. Y
este es el momento en que nos encontramos: fijar posturas de negociación.
Aunque, tristemente, se estén anunciando en los medios, contribuyendo aún más
al espectáculo. Es, en definitiva, lo que pedimos: espectáculo. Lo que hace
falta es que la partida de cartas, la verdadera, se empiece a jugar detrás de
los focos. Lo demás, si la izquierda tiene voluntad de acuerdo, lo habrá, y los
digo diegos ocuparan las portadas de los medios en unas semanas. Si no es así,
seremos tan ignorantes como miss Panamá, y acabaremos confundiendo a los chinos
con los japoneses.
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