domingo, 5 de julio de 2015

President Ximo

                                                                                                  Foto: autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 3 de Julio de 2015
Al nuevo presidente de la Generalitat Valenciana le he conocido con el nombre de Ximo, y ahora, bajo el título de Molt Honorable, creo que va a seguir siendo Ximo, porque es un hombre de trato afable, aunque ha de tener cuidado, porque los oropeles del poder acaban levantando rejas que aíslan y distancian al poderoso, alejándole de la realidad, y sobre todo, ha de cuidarse de aquellos aduladores que sólo tratan de mantener sus privilegios a costa de ensalzar y vanagloriar al rey. Es de esperar de Ximo Puig, hoy alzado a la más alta dignidad de la república (lo pongo con minúscula porque me refiero a la cosa pública, no a un sistema de gobierno) valenciana, siga con los pies en su tierra morellana, y que la sabiduría que dan las alturas y el frío, alejen de él a lisonjeros y zalameros.
                Dicen que Ximo Puig tiene un sueño, el de convertir la Comunidad Valenciana en la Finlandia del Mediterráneo. No sé si será cierta esta utopía de convertir el Levante peninsular en una tierra de progreso, culta y justa en la distribución de la riqueza. Aunque con eso nos conformaríamos, que en Finlandia hace mucho frío y las noches son muy largas. Pero es un  buen sueño, una quimera por la que merece la pena trabajar y luchar, después de tantos años de vivir en la Ínsula de Barataria, con gobernadores que sólo pensaban en zampar, holgar y echarse al bolsillo lo que no les pertenecía. Aunque no le va a ser fácil, ni a él ni a su gobierno. Muchos son los enemigos que se le van a cruzar en el camino, y no precisamente se va a topar con molinos, aquellos son gigantes de los de verdad, duros de roer y con otro sueño no menos poderoso: enriquecerse a costa de los demás, sin cortapisas ni caballeros andantes que se interpongan en su camino.
                De hecho ya antes de empezar a gobernar los tambores de guerra han empezado a sonar desde las tierras lejanas donde reside el gobierno central. Montoro, el hombre/ministro que se creyó custodio/propietario de los dineros del Estado, avisa que el grifo de la financiación autonómica se ha cerrado. Es decir, muerte por asfixia hasta las elecciones generales, por lo menos, no vaya a ser que cunda el ejemplo de que otra política es posible, y  las huestes de Génova caigan derrotadas como en la batalla de las Navas de Tolosa, la unión de los reinos cristianos acabó en 1212 con la hegemonía musulmana en el sur peninsular. Pero también ha de cuidar sus propias filas, muy proclives a enzarzarse en discusiones bizantinas que no aportan nada al progreso de los valencianos. Nada nuevo que él no sepan de la izquierda y sus peleas cainitas.
                Pero para empezar la cosa pinta bien. En el discurso de toma de posesión del domingo pasado como President de la Generalitat, Ximo Puig ha estado a la altura de un buen estadista, dando síntomas de que muchas cosas van a cambiar bajo su presidencia, con ideas claras y fáciles de entender, y un concepto de la democracia sustentado en el estado de bienestar, la igualdad, la cultura y la justicia. Frases como “recuperación del poder por parte de los ciudadanos” o “un gobierno al servicio de las personas”, son muestras de que el nuevo gobierno valenciano va en serio y se ha tomado a pie juntillas el mandato que los ciudadanos le han dado en las urnas. No es baladí que el nuevo presidente de los valencianos nos anuncie que su gobierno va a estar presidido por la regeneración ética, la lucha contra la desigualdad, una cultura potente y un nuevo contrato social que modernice la educación, la sanidad y los servicios sociales. Y lo mejor de todo es que es un presidente creíble, por parecer honesto, que en sus primeras intervenciones está llegando a la gente, no sólo a los valencianos, de otras latitudes peninsulares me han llegado ecos de que les gusta ese Ximo Puig.
                De la investidura, aparte de lo dicho y el magnífico discurso del President, saco tres conclusiones. La primera es que posiblemente la convivencia entre PSPV y Comprimís no va a ser fácil, pero hay una voluntad de meter a los valencianos en la senda del progreso, que va más allá de las disensiones partidarias. Y he de decir que me ha gustado mucho ver a Mónica Oltra junto al President, saludando en la calle, lo que manda una señal de fortaleza que es más necesaria que nunca, para hacer frente a los embates  que va a recibir este gobierno desde la derecha en su conjunto. La segunda, es que hay que reconocer el exquisito comportamiento del expresident Alberto Fabra, elegante y con gran talente democrático, en todo este proceso, y el traspaso de poderes que le hizo a Ximo Puig el domingo, muy alejado de las bravatas y mala educación de otros y otras dirigentes del Partido Popular en la Comunidad Valenciana y otras geografías. Alberto Fabra ha demostrado cómo debe ser la derecha civilizada y demócrata que esta sociedad necesita. La tercera conclusión tiene que ver con Podemos. A mi juicio se han equivocado de estrategia al no entrar en el Consell valenciano. Los tacticismos electorales no casan muy bien cuando hay que arrimar el hombro para avanzar en democracia e igualdad, y su entrada en el gobierno les habría posibilitado estar en la primera línea del cambio. Las sociedades se cambian cuando se gobierna, no estando en la oposición. Además, cuando los electores votan a un Partido lo hacen para que gobierne, no para que se mantenga en la oposición por razones tácticas o de pureza ideológica, cuando tienen oportunidad de hacerlo. Creo que Podemos no ha estado a la altura de lo que pedíamos los ciudadanos y se le va a echar de menos, el domingo ya se le echo de menos. Escudarse en garante del Pacto del Botánico es tratar de disimular la invisibilidad que da la oposición. Y si el cambio en la política valenciana va adelante, lo pagarán en las próximas elecciones, pues ellos solamente habrán participado como invitados.
                Quiero creer que si el President sigue siendo Ximo, no me cabe la menor duda de que el futuro de los valencianos y valencianas va a ser mucho mejor, y que la Comunidad podrá recuperar aquel otro viejo sueño de ser unas de las regiones más prósperas de España. Sueño que se truncó cuando los que llegaron a la política para enriquecerse, colonizaron el levante peninsular.

                Ximo Puig ha hecho suyas las palabras Jaime I: “Amar y proteger a todas las personas y el pueblo, hacer reinar la justicia, y velar para que los grandes no opriman a los pequeños”. Si ese es el camino “Benvingut al nou president”. Y si no, “que la nación se lo demande”.

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