miércoles, 5 de febrero de 2025

La paradoja de la izquierda

 


La izquierda progresista vive en una cierta zozobra por la incapacidad de transmitir los logros sociales, políticos y económicos, que se están produciendo en España. Es una paradoja, que el gobierno que más medidas está tomando en beneficio de la ciudadanía, no consiga obtener un apoyo firme entre un electorado, que se deja llevar más por los cantos de sirenas de la derecha, que al igual que las nereidas en el poema La Odisea de Homero, siempre acaban ahogando a quienes los escuchan.  

El debate está servido en la izquierda y empieza a tomar cuerpo. Sin embargo, los caminos por donde transita la discusión sobre cómo conjurar ese maleficio no son siempre los más acertados, quizá, porque también la izquierda, se deja llevar por tiempos de sublimación de lo mediático, como instrumento para hacer valer sus ideas. Posiblemente ahí resida el quid de la cuestión. Si la izquierda todo lo fía a cómo propaguen los medios de comunicación sus logros, a mi juicio, se está equivocando.

No quiero decir que los medios sean prescindibles para la acción política, y en democracia menos que nunca, porque si son serios y profesionales, tienen la misión de combinar la información con la opinión y ejercer de contrapeso a las otras instituciones del Estado. A los medios hay que tratarlos con cariño recíproco. Lo que sucede, es que en la actualidad es muy complicado para la izquierda, con la mayoría de los medios ejerciendo de altavoces de la derecha y la extrema derecha, militantes de una ideología muy conservadora y de dudosa calidad democrática; con pseudomedios abonados al bulo y la mentira, como instrumentos de acción política y judicial contra el gobierno y la izquierda en general, por otro lado bien controlados y regados de dinero por las instituciones que gobierna la derecha; y porque el dinero, cuando se pone al servicio de una ideología política, normalmente de la derecha ultraliberal y conservadora, es quien alimenta económicamente a muchos medios de comunicación, que no dudan en servir a quien los paga.

Es por ello que la izquierda se equivoca al fiar su suerte a los medios, y quejarse, como infantes enfadados, de que no les hacen caso, o de que el gobierno actual no hace lo suficiente para que lo escuchen. Jugar a eso, es jugar en campo contrario, siempre, con las normas que establece el equipo titular del campo. Para ser más explícito, es jugar al mus con las cartas marcadas por la pareja contraria y, claro, así siempre ganan. Mucho más si el terreno de competición son la redes sociales, que gracias a los algoritmos controlados por el nuevo tecnocapital al servicio de la derecha más ultraliberal, limita, como ellos quieren, el alcance de lo que tenga que decir la izquierda, cuando no dan paso a una legión de odiadores, conspiranóicos y negacionistas, que ¡oh!, siempre simpatizan con la extrema derecha, para demoler, virtualmente, todo lo que no guste a los dueños de las redes.

Sin embargo, no está todo perdido. La izquierda, sin abandonar los medios de comunicación, debe tener claro que su campo de juego principal no es ese, por los motivos expuestos más arriba. Quizá debería replantearse volver a sus métodos tradicionales, aquellos en los que sabe moverse y siempre le han dado buenos resultados. Me estoy refiriendo, aunque parezca viejuno lo que voy a decir, volver a estar presente en la sociedad civil. A ocupar el espacio que nunca debería haber perdido, abducida por la sencillez de una nota de prensa o tener muchos contactos, a los que hay que devolver el favor. Me refiero a que el trabajo de propaganda, concienciación e información tiene que volver a las asociaciones: de vecinos, amas de casa, de jóvenes, deportivas, culturales, sociales, educativas, de mayores, etc., etc., etc. Es ahí donde la izquierda tiene todo su potencial, donde se puede conseguir que los ciudadanos y ciudadanas alcancen a ver quién gobierna en su favor, con leyes y medidas que benefician a la inmensa mayoría de la población, y quién lo hace para esa minoría que detenta el poder económico a costa del resto. Es volviendo a tener presencia en la sociedad civil cuando la izquierda recuperará el espacio que debe tener en una sociedad democrática.  

Este no es un camino fácil, porque exige la movilización de los partidos, para retomar presencia en la calle y en la conciencia de la ciudadanía. Pero no hay otro. Siempre, claro está, que no sea excluyente de todos los demás. Quiero decir, que es en el uso combinado de los medios y la presencia en la sociedad civil y laboral, junto a un intenso plan de propaganda intelectual a través de escritos, charlas, conferencias, cultura, etc., donde se puede rellenar ese vació que deja el no ser capaces de transmitir a la sociedad todo lo que se hace y lo que se piensa. Esta es mi humilde opinión, que posiblemente, esté equivocada en parte o en todo.           

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Europa necesita más Europa

                  ¿Qué es Europa? ¿Un continente? ¿Una cultura común? ¿Una entidad política? Todo es cierto. Desde la geografía, Europa es u...