Ahora resulta, que sin el emérito no tendríamos democracia y no deberíamos confundir el gran servicio que Juan Carlos I ha hecho a España, con sus trapicheos económicos. Ese es el mantra que desde los círculos de la derecha están tratando de colarnos, para que seamos benévolos con su majestad abdicada.
La democracia no
la trajo el rey borbón, ahora emérito borbón, por mucho que nos quieran hacer ver.
Si él se apuntó al carro, fue porque no le quedaba más remedio, tanto por una
exigencia exterior, que con la muerte del dictador Franco daba por amortizada
la dictadura en España, como por exigencia interior, con una sociedad que ya
había hecho la transición en su imaginario colectivo, harta de franquismo y anhelante
de democracia. Una sociedad que se lanzó a la calle a exigir, un día sí y otro
también, la vuelta de la democracia, rota tras el triunfo del fascismo de Santa
Cruzada, que acabó con la República y las ansias de libertad de la sociedad española.
Que sea un mujeriego machista (“¡¡rubia, ponme un gin-tónic!!
gritaba en Castellón hace unos años en su visita a la edición de la regata
Costa de Azahar, ahíto de poder intocable y grados etílicos), y un pichafloja, nos
da igual, de estos hay muchos, desgraciadamente. Pero que lo haya sido utilizando los resortes
que le daba su real corona, sin medida, eso es harina de otro costal. Pero incluso, esto sería un delito, que podríamos calificar de menor. Lo grave, lo que se trata
de ocultar es que el borbón Juan Carlos I, es, ha sido y será un corrupto
mangante de marca mayor. Un sinvergüenza, que escudándose en su halo de hacedor
de democracias, ha robado todo lo que ha podido, con el beneplácito del Estado
y la culpabilidad de muchos dirigentes políticos y medios de comunicación. Un
monarca tan liberal, que es amigo de todos los dictadores árabes y cristianos repartidos por el orbe,
siempre donde haya dinero que poder rapiñar. El borbón que llegó al poder
con una mano delante y otra detrás y ahora atesora, según la revista Forbes,
una fortuna de 2.000 millones de euros. ¿Gracias a su abnegado trabajo por amor
a España?
Lo del golpe de Tejero y compañía lo dejaremos para otra ocasión, porque
aquí la sospecha, alimentada por la oscuridad de no desclasificar los papeles
de 23-F, es tan grande que ya se está convirtiendo en un clamor.
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