La vivienda va a ser el talón de Aquiles
del gobierno si no se toma en serio un problema que ya afecta a una gran
mayoría de la juventud. No es un asunto baladí que la juventud, con o sin
trabajo, no pueda acceder a una vivienda digna, que le permita organizar su
vida con independencia de su familia o de los compañeros de piso. Y el gobierno
está actuando con medias tintas, con medidas absurdas, como la del bono, que lo
único que va a conseguir es que los alquileres suban más, como ya ha ocurrido
otras veces. Por no hablar de la ingenuidad ridícula de la ministra de
Vivienda, apelando a los propietarios a que sean buenos y bajen los alquileres.
Ignoro cuál es el miedo que en este país
se tiene al mercado, que incluso un gobierno progresista de izquierdas no se
atreve a meterle mano, sabiendo que sólo hay una forma de acabar con el
problema. Una única forma, muy lejos de la tibieza con que encara el asunto, a
saber, la intervención del mercado de la vivienda. No estoy proclamando que
España se convierta en una república bolivariana marxista comunista. No.
Mismamente los precios iniciales de los alquileres y sus posteriores
incrementos, están regulados en Dinamarca, Países Bajos, Austria, Luxemburgo
Suecia y Alemania.
Un gobierno está para gobernar cuando es
necesario atajar un grave problema, ya sea económico, social o sanitario, y no
para echar balones fuera con regulaciones que dependen su aplicación de otras
instituciones. Porque quien no puede acceder a una vivienda digna, al que va a
mirar es al gobierno central, y al que le va a pasar factura es al gobierno
central.
Pero más allá de las consecuencias
electorales por su mala política en vivienda, está el incumplimiento de la
Constitución, que en su artículo 47, dice: “Todos los españoles tienen
derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos
promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes
para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo
con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará
en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.
Vaya, a gobierno y oposición, enzarzados a
diario sobre quién es más defensor de la Constitución, se les olvida la
aplicación de un derecho constitucional, que no da margen a la interpretación y
afecta a la gran mayoría de los habitantes de España.
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