Nos hemos
quedado con las ganas de saber cuántas veces se masturba Juan Luis Cebrián.
Este personaje, al igual que su amigo Felipe González, se están convirtiendo en
una patética caricaturara de sí mismo.
Hace
mucho años fui a un curso sobre sindicalismo que daba el todavía sindicato
vertical en el Casa de Campo de Madrid. Uno de los profesores, de bigote
falangista y brazo en alto, no sé a cuento de qué, empezó a hablarnos de la
masturbación, por supuesto muy amablemente invitó a las mujeres que asistían al
curso a abandonar el aula, no era para menos, pues tenía que hablar con los
hombres de un tema excesivamente delicado, del que ellas probablemente no sabían
nada. Y menos mal, porque lo que nos dijo fue terrible, después de darle muchas
vueltas dialécticas, estaba claro que no le resultaba agradable hablar de ello.
El susodicho nos soltó: “cuando un hombre se masturba, es como si tirara dos
litros de sangre por la taza del wáter, con graves consecuencias para nuestro
cerebro”, tal cual. Yo me miraba la entrepierna y sólo veía una caño roto por
donde inexorablemente me desangraba.
Nunca supimos qué tenía que ver aquello con el sindicalismo, pero ahora,
con los años, después de haber escuchado las entrevistas que se le han hecho a
Juan Luis Cebrián, en dos medios de comunicación, me llego a preguntar si no tendría razón aquel buen hombre de
bigotito, último rescoldo de una mentalidad que se marchitaba.
Parece que la Gran Vía se está convirtiendo en un problema de aparcamiento
grave para los dirigentes del PP. Cuando todavía no se han apagado los
rescoldos de la huida de Esperanza Aguirre, tras aparcar en doble fila, llega
la vicepresidente y con todo el boato del poder hace que los varios coches que
la acompañan aparquen en el carril bus. Ahora entendemos por qué la Espe medía
el otro día tan afanosamente, dando zancadas, los metros de acera: estaba explorando
el terreno para que Soraya pudiera ir a Primark a comprar un regalito; ella que
de aparcar indebidamente en la Gran Vía tiene experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario