lunes, 1 de abril de 2024

¿De verdad, nos están hablando de guerra?

 


De todos y todas es sabido que los medios de comunicación, en general, siempre han servido a intereses que en muchos casos no tienen nada que ver con la veracidad informativa, sino que más bien se han convertido en uno de los grandes pilares en los que se sustenta el poder, ya sea político, económico, religioso o de cualquier otra índole. Aunque una parte del periodismo intenta hacer bien su trabajo, y en determinados momentos de la historia lo ha hecho muy bien, no es la tónica general, y son muchos más los casos en que los medios se han puesto al servicio de los intereses de las élites, para modelar la percepción que la sociedad tiene de lo que sucede a su alrededor. Esto ha sido así, es y será, y cuanto más se rasguen las vestiduras periodistas, directores de medios y empresarios de grupos mediáticos, más estarán corroborando este comportamiento, porque habrán dejado de ser autocríticos y veraces, principio básico de cualquier buen periodismo, para convertirse en correveidiles del establishment que controla o pretende controlar la sociedad desde diferentes ángulos. 

Viene a cuento esto, no para hacer una reflexión más o menos sesuda del periodismo actual, sino para advertir de que poco a poco, cada vez son más las instancias de poder europeo que nos están lanzando mensajes de guerra, como si quisieran prepararnos para algo que ya tienen decidido. En román paladino, nos están diciendo que en el horizonte se dibuja un conflicto bélico con la Rusia de Putin, a costa de Ucrania. Una hipotética guerra a gran escala, que en realidad tiene que ver con dirimir quienes van a ser los nuevos dueños del mundo, agotado el modelo de reparto entre las diferentes potencias que surgieron de la II Guerra Mundial.

Mientras occidente mira para otro lado en el genocidio que el Israel de Netanyahu está cometiendo con el pueblo palestino, se enreda con la guerra de Ucrania, como si nos fuera la vida y la democracia en ello. Y yo me pregunto: ¿Realmente los europeos vamos a tener que pagar los platos rotos de un conflicto que nos vendría muy de lejos si no hubiera sido Rusia (actor principal en el nuevo reparto del mundo) quien estuviera detrás de la invasión de Ucrania? ¿Por qué los dirigentes europeos y los medios de comunicación están tan interesados en resaltar la gravedad del conflicto ruso/ucraniano mientras se ponen de perfil en el palestino/israelí? ¿Cuál es la diferencia desde el punto de vista del derecho internacional entre la invasión de Ucrania y la de Palestina?

A lo largo de la historia del capitalismo moderno todas las grandes crisis económicas se han saldado con un conflicto bélico, de mayor o menor intensidad, que ha tenido detrás los intereses político/coloniales de las élites de poder, en los que la factura en pérdidas humanas y destrucción de la vida la ha pagado siempre el pueblo, yéndose de rositas las élites, cuando no saliendo fortalecidas. ¿No será, entonces, que estamos asistiendo a uno de esos ajustes, para que el poder de esas élites se asiente bien o llegue e expandirse, tras las crisis habidas en lo que va de siglo? ¿No estarán disfrazando con una mezcla de bulos, mentiras y lavado de cerebro, un enfrentamiento entre nuestro modelo de vida y el ruso, aunque no veo con claridad cuáles son las diferencias? ¿Hasta qué punto el gran capital no está detrás de todo esto, como ha pasado en otros momentos de la historia?

La guerra de Ucrania nunca debería haberse producido si el mundo occidental hubiera gestionado de otra forma el conflicto ruso/ucraniano desde hace tiempo, aparcando la ambición expansionista de la Unión Europea y EEUU a costa de socavar el poder territorial de Rusia. A lo mejor no están ni todos los buenos ni todos los malos bien definidos en este conflicto. Los europeos no debemos ni podemos consentir que algo que se nos antoja ajeno, pues nuestra seguridad no está más en peligro por Rusia, de lo que pueda estar por China, EEUU, Irán, Arabia Saudí o Israel (no olvidemos que Pegasus es un invento de Israel para espiar a medio mundo), por citar algunos, y hemos de exigir que nuestros dirigentes bajen el tono prebélico que en las últimas semanas están exhibiendo. Incluso, a pesar de la desinformación casi constante que sobre este asunto nos sirven a diario unos medios de comunicación rendidos a los intereses de un poder que poco o nada tiene que ver con los intereses de la gran mayoría de la población europea.

Todo esto no significa que la UE no deba avanzar en la integración militar, al igual que debe hacerlo en la integración de otros muchos aspectos, ni que tengamos que renunciar al modelo de democracia social/liberal que impregna el espíritu de la UE. Más bien se trata de avanzar en una integración más real y efectiva, que sí haga frente a las amenazas que ahora mismo penden sobre Europa, desde planteamientos pacíficos y democráticos. El verdadero peligro no viene de allende el río Vístula, sino que se encuentra aquí, en forma del galopante euroescepticismo negacionista que anida entre nosotros. Y eso es lo que debería preocuparnos y ver cuáles son las causas de que la extrema derecha esté creciendo en la UE.

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