jueves, 9 de noviembre de 2023

Una carta fuera de lugar del comisario europeo de Justicia

 


Me gustaría preguntar al comisario europeo de Justicia Didier Reynders, si es habitual que la Comisión Europea pregunte sobre actuaciones que no afectan para nada ni al funcionamiento interno de la UE ni vulneren derechos cívicos de sus ciudadanos. También, si la Comisión preguntó a Italia, cuando el gobierno de Berlusconi amnistió a defraudadores fiscales; o a España, cuando el gobierno de Rajoy hizo lo mismo que Berlusconi. Tampoco hay noticias de que se pidieran explicaciones por la amnistía que en Portugal se ha concedido, recientemente, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, presidida por el Papa Francisco este año; o que Francia tuviera que responder a carta alguna enviada por el comisario de turno por las dos últimas amnistías de los años 1990 y 2002. Tampoco tenemos noticia de que se preguntara a Alemania por la amnistía de rehabilitación que concedió en 2009.

Parece un poco extraño, entonces, que ahora en pleno desenfreno político de la derecha contra la futura Ley de Amnistía (aunque sigo pensando que lo que mueve al Partido Popular y Vox es impedir, por los medios que sean, la investidura de Pedro Sánchez, y que la amnistía es una excusa), el comisario Reynders envíe una carta a España expresando “serias preocupaciones en relación con los debates en curso sobre la posible adopción de una ley de amnistía. Lo que nos puede hacer pensar que el comisario lo que está haciendo es tomar postura favorable hacia su familia liberal política en Europa, excediéndose de sus atribuciones al abandonar la honestidad que se debe suponer a la Comisión Europea en su trato con los diferentes países que componen la UE. Lo que debería ser objeto de cese inmediato o dimisión.

Y ya puestos a preguntarnos debería explicar por qué no se ha interesado en saber cómo puede afectar a los derechos civiles y ciudadanos que un partido fascista como Vox esté entrando en los gobiernos de la mano del Partido Popular. Eso si que debería ser un motivo de preocupación, por las consecuencias que puede tener en el espíritu democrático de la Unión Europea. O por qué el Partido Popular, que tanto está celebrando el envío de la carta, sigue impedido desde hace cinco años la renovación del Consejo General del Poder Judicial, lo que está poniendo en riesgo la imparcialidad de la judicatura en España, o lo que es peor: la utilización de esta en pos de los intereses del Partido Popular.         


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