jueves, 27 de diciembre de 2018

BiblioPort de Burriana


Publicado en Levante de Castellón el 21 de diciembre de 2018
Hace unos cuantos días tuve la satisfacción de encontrarme con uno de esos sitios en los que la literatura fluye, se respira de una  manera mágica y sencilla. Al igual que en la Cuesta de Moyano de Madrid, con su ya histórica oferta de libros viejos y usados; el pueblo vallisoletano de Urueña, en donde todo gira en torno a los libros; o las míticas librerías al aire libre a orillas del Sena, un grupo de mujeres ha decidido tomar las riendas en el parco panorama del libro, en esta sociedad de reflexiones en 120 caracteres, y han fundado en Burriana (Castellón), concretamente en el puerto, una biblioteca que, no por funcionar gracias al espíritu combativo de sus mantenedoras,  deja de ofrecer un servicio bibliográfico de calidad.
                La BiblioPort de Burriana, es un pequeño local situado en el Grao de esta localidad costera, que con apenas cinco metros cuadrados, es un paraíso para los amantes a la lectura de los vecinos de la zona. Y funciona. A pesar del poco apoyo institucional que tiene, funciona gracias a Noelia y África, dos guerreras de la cultura, que contra viento y marea han puesto sus energías al servicio de los libros. Estar sentado allí con ellas, rodeado de estanterías abarrotadas de libros perfectamente organizados y hablando de libros, es un lujo para cualquier amante de la literatura. Y mientras hablábamos, no paraba de entrar gente del barrio, a pedir un libro, una recomendación, o a simplemente saludar. Parece increíble, que un espacio tan reducido pueda tener esa fuerza casi mágica, de congregar en torno a él a tanta gente que sigue encontrando en los libros una parte esencial de lo que cada uno de nosotros somos.
                Cantaba el grupo gallego Golpes Bajos hace años: “Malos tiempos para la lírica”, como una premonición de la travesía por el desierto que cruza la literatura en la actualidad. Un problema que tiene que ver con la crisis de la palabra, que nos está llevando a la economía del discurso, la pose gestual y la nadería intelectual.  Porque sin palabras no hay nada. No hay reflexión ni crítica al entorno que nos rodea ni magia que nos transporte a mundos desconocidos. Sin la palabra, la vida se llena de vacíos fácilmente rellenables por falsas ilusiones, que nos hacen más dóciles y sencillos de manipular. El mundo sería menos violento si las palabras fuesen el recurso de la convivencia y el conocimiento, como antídoto de la mentira.
                Las palabras son literatura, libros en los que se alberga toda la sabiduría de la humanidad: la buena y la mala. También esos libros nos dan instrumentos para discernir entre el abanico de opciones que la vida nos pone delante. La literatura, es la fuente donde deberíamos beber todos, para que el mundo fuese mejor. Pero, de la misma manera que nos ayuda a ser personas, nos reconforta y nos solaza. No olvidemos nunca que en los libros se haya la razón y la sinrazón, la cordura y la locura, la tristeza y la alegría; las emociones en estado puro. No hay nada más placentero que encontrar en un libro la diversión que nos ofrecen sus personajes, las vidas de ficción, los mundos imaginados, las aventuras que jamás podremos tener fuera de las páginas de un libro.
                Por eso, iniciativas como BiblioPort de Burriana son imprescindibles. Personas como África y Noelia, necesarias para que nunca se detenga la máquina de leer, de sumergirse en el arcano de la palabra escrita. Porque al final, son las personas las que impulsan estos proyectos. Las que con su dedicación, hacen que tengamos un libro a  nuestra disposición siempre que queramos. Y eso, en los tiempos que corren, es de agradecer, y por qué no decirlo aunque sea Navidad, de apoyar.

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