GONZÁLEZ DE LA CUESTA
El autor aparca la novela para adentrarse con "La Brecha" en un ensayo que refleja el drama social que vive actualmente nuestro país, y para lo que ha contando con material gráfico exclusivo por parte del afamado fotoperiodista José Luis Cuesta, en un libro provocador.
"La desigualdad entre ricos y pobres ha sido orquestada desde el poder"
El escritor afincado es Castellón reflexiona en una obra coral sobre las diferencias sociales y la eliminación de la clase media que han provocado los recortes del gobierno.
NACHO MARTÍN CASTELLÓ
González
de la Cuesta vuelve a la escena literaria con un nuevo libro: “La Brecha”, que
supone un giro de 180º a su obra anterior. Nos recibe en su casa, en un día
soleado, desde donde podemos contemplar una magnífica vista del Desierto de las
Palmas. “No es aquí donde yo suelo
escribir”, nos dice. “La
contemplación de este maravilloso paisaje me distraería demasiado, y el proceso
de escribir necesita cierto grado de concentración”. Se le ve relajado, aunque confiesa que no se
siente a gusto cuando entra en el tiempo de promoción de su obra. “Es la
parte más vulnerable del oficio, en la que el escritor está más expuesto y
alejado de lo que realmente, por lo menos en mi caso, nos produce placer, que
es escribir”.
Hasta
la fecha la novela ha sido el fundamento de su producción literaria, con dos
obras publicadas: Larga Tormenta de Otoño y Nunca Seremos los Mismos (Unaria Ediciones),
y según nos confiesa, con otra novela corta ya terminada y una en proceso de
escritura. “No exactamente es así. Es
cierto que mi querencia principal, es hacia la novela, porque contar historias
es algo que me apasiona. Pero el ensayo no me es ajeno, ya publiqué en digital
uno sobre Antonio Machado y Campos de Castilla y, además, llevo varios años,
los últimos en Levante de Castellón, colaborando en la prensa con un artículo
semanal”.
“La necesidad de escribir La
Brecha, surge precisamente de esos artículos, que semanalmente me van haciendo
reflexionar sobre el estado actual de nuestra sociedad. Quizá también me ha
supuesto una liberación, al ver la gran injusticia que se está produciendo y la
imposibilidad de reflejarla de una forma pausada y reflexionada que encierra el
espacio, acotado en palabras, de un artículo. De ahí que, al finalizar esta
obra, de alguna manera, haya sentido un cierto alivio, a pesar de que el proceso
de escritura, en algunas ocasiones, me ha sumido en una especie de desazón y
malestar psicológico, al tener que ponerme en la piel de los personajes que
salen en la parte de ficción. He tenido la sensación, en algunos momentos, de
bajar a los infiernos de la injusticia.
La
portada de La Brecha es ya de por sí una declaración de intenciones sobre lo
que nos aguarda en su interior, mostrando con la fuerza de la imagen la ruptura
que se ha producido en la sociedad. La riqueza y el lujo arriba, la pobreza y
el hambre abajo. “No es una portada
baladí. En ella, Algón Editores ha tratado de sintetizar el problema del abismo
que se abre cada vez más entre ricos y pobres, que le da título al libro”. Sin
embargo, la brecha podría ser cualquier cosa. “No en este libro y con esta portada. La Brecha es un título que trata
de llamar la atención sobre la gran desigualdad que se está produciendo en
España, por las políticas que se han impuesto de destrucción del estado de
bienestar, y para ello se han utilizado dos fotos de Jose Luis Cuesta, el autor
de las fotografías del libro, montándolas de una manera que se visualice lo que
queremos decir.
Cuando uno
abre le libro se encuentra con unas fotografías impactantes, que ya de por si
delatan un situación real que revuelve un poco las tripas. “Jose Luis Cuesta es un fotoperiodista que lleva muchos años en la
profesión denunciando injusticias que se comenten por el mundo.
Desgraciadamente ahora no ha tenido que irse muy lejos para encontrar material
suficiente con el que plasmar la gran desigualdad existente. Ha hecho un
trabajo impecable y muy elaborado, teniendo en cuenta que en muchas de las
fotos habló previamente con los protagonistas, para conocer su historia. No ha
tratado de salir a hacer fotos y luego ajustarlas a un texto, sino captar con
la cámara una realidad que tenía un fin: mostrar la desigualdad sobre la que
reflexiona el texto.
Pero esto es
un proceso muy complicado que ha tenido que exigir mucha coordinación entre los dos, para llegar
al resultado final. “No ha sido fácil. La
idea de combinar fotos y texto sin que parecieran superpuestos ha requerido un
proceso complejo, sobre todo porque lo que nos interesaba era que quedara bien
claro lo que está sucediendo en esta España que según algunos va bien.
¿Cómo ha sido
ese proceso, teniendo en cuenta que cada uno vive en una ciudad distinta:
Madrid y Castellón? “La distancia hoy no es problema, en la sociedad
informatizada que vivimos. En primer lugar el texto lo dividimos en dos partes,
una que es la parte de opinión, de reflexión sobre el por qué, el cómo, y
quienes son los responsables; y otra en la que se relatan situaciones
concretas, ficticias en el texto, pero que no por ello dejan de ser muy reales
en el día a día de las personas. Para esta parte más narrativa, las fotografías
han sido fundamentales a la hora de construir las diferentes historias que
aparecen en el libro. Pero más allá de la unidad pretendida entre imagen y
palabra, también hemos querido que el texto por sí mismo tenga su propia
entidad y las fotografías sean también autónomas del texto, para lo que se han
incluido los pies de foto explicativos de lo que estamos viendo.
González
de la Cuesta hojea el libro como si fuese la primera vez que lo abre. Quizá en
su mente esté apareciendo ese complejo proceso de escritura que acaba de
revelar. No obstante, da la sensación de que algo más circula entre sus
pensamientos. “El problema que se planteó
desde el principio fue el propio medio. No queríamos hacer un ensayo espeso y
de difícil digestión. Para ello las fotografías han sido parte esencial a la
hora de aligerar peso a la lectura. Pero, además, el texto es una mera
reflexión, en la que deliberadamente se ha huido de los datos, para no aburrir
al lector, y porque nada más lejos de
nuestra intención hacer un ensayo
científico o académico. No, lo que queríamos es que el lector o la lectora se
encontrarán cómodos con su lectura, y además se sintieran provocados a la
reflexión”.
No
cabe duda que la lectura de La Brecha invoca esas intenciones. Hace que pasemos
del impacto emocional a la convulsión que nos producen unas fotos y un texto
muy provocadores. “En La Brecha lo que
queremos trasmitir es que a esta situación no se ha llegado por causas
naturales, o por razones de un destino cruel. Todo tiene un porqué, una razón
encadenada que conduce a situaciones diferentes. La desigualdad que en todos
los ámbitos sufre la sociedad española: económica, cultural, educativa,
sanitaria, social, etc. es producto de un plan perfectamente diseñado que viene
propagándose en los medios de comunicación desde hace varias décadas. Ahora
estamos descubriendo que para el capitalismo el estado de bienestar fue un paréntesis que hubo que consentir por
razones históricas: el comunismo en el este de Europa, la necesidad de
reconstruir el continente después de la Segunda Guerra Mundial… De hecho en
España y Portugal no es necesario desarrollarlo porque sus respectivas
dictaduras no lo hacen necesario.
¿Pero en el caso concreto de
España, qué es lo que ha sucedido, para llegar a esta situación? “Responder a esta pregunta requeriría mucho
más espacio que esta entrevista o el propio libro de La Brecha. Básicamente, se
puede decir que España es un país muy dependiente de su entorno político y
económico, y que el gobierno actual se ha aplicado a imponer las políticas que
desde el neocapitalismo europeo que gobierna el continente le ha exigido. Es
como si fuésemos el laboratorio de pruebas de por dónde debe ir la nueva
Europa, alejada de esa Europa social que fue la seña de identidad de la
construcción europea. Esto nos ha llevado a la destrucción del incipiente
estado de bienestar que empezábamos a disfrutar, que ha destruido a la clase
media y enviado a la exclusión y la miseria a las clases bajas, mientras la
riqueza que ya no se tiene que repartir, se acumula en pocas manos generando la
gran desigualdad existente actualmente.
Podemos
decir, entonces, que este es el resumen de La Brecha: la desigualdad entre
ricos y pobres. “Básicamente sí. Una
desigualdad orquestada desde el poder, para que la mayoría de la sociedad, a la
que se le han usurpado derechos fundamentales en una democracia, se convierta
en peón de brega de los intereses de quienes detentan ese poder. Este es el
mensaje de La Brecha. Un libro provocador por el que ha apostado Algón
Editores, siguiendo su política editorial de ofrecer una radiografía de la
sociedad que nos ha tocado vivir, y a quien estamos muy agradecidos.
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