Sería bueno que el Partido Popular de Madrid, con su
presidenta Isabel Díaz Ayuso al frente, tuviera la misma empatía que muestra hacia
las víctimas del 11-M, a las que en su momento denigraron porque no
controlaban, con las 7.291 víctimas de la pandemia, que hace cinco años
murieron en las residencias de la tercera edad, por la desidia del gobierno
madrileño y los protocolos de la vergüenza que decretó su presidenta Díaz
Ayuso, en vez de menospreciarlas, cuando no insultarlas, sin ningún tipo de
apego hacia ellas.
Me resulta triste ver como el PP vuelven a monopolizar un
acto que debería estar por encima de los intereses partidistas, incluso
permitiéndose el lujo de no invitar al delegado del gobierno en Madrid.
Para el Partido Popular, cualquier víctima que no sirva a
sus intereses, para lanzarlas contra el gobierno que ellos no ostentan, es
prescindible, cuando no despreciable. Esa es la medida de la moral cívica que
tienen, y si se trata de Madrid, hablamos de inmoralidad en el sentido más
amplio de la palabra.
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