martes, 1 de febrero de 2022

Asalto al Ayuntamiento de Lorca

 


LORCA. Creo que a todos nos ha resultado inevitable relacionar el asalto al Capitolio de EEUU hace un año, con el asalto al Ayuntamiento de Lorca de hace un par de días. A esos energúmenos que se llaman ganaderos, solo les ha faltado una cornamenta de búfalo, en este caso de vaca frisona, para haberlo bordado. Claro, que muchos dirán que no se puede comparar uno con otro y yo me pregunto por qué. ¿A caso un ayuntamiento no es una institución democrática tan respetable como el Capitolio o el Congreso? No es una cuestión de tamaño, sino de dignificación de la democracia. Y condenar lo sucedido sin exigir responsabilidades es hacer un flaco favor a la representación de la ciudadanía que simboliza un ayuntamiento. No digamos ya, condenar y echar la culpa al ministro Garzón, lo que nos indica que para la derecha todo es bueno con tal de socavar al gobierno.

Me gustaría hacer dos preguntas a la fiscalía general del Estado:

1.       ¿Piensa intervenir de oficio contra el asalto violento a una institución democrática? Recordemos que por un intento de asalto a la Consejería de Economía de Cataluña, algunos independentistas catalanes acabaron en la cárcel, entre otras cosas, por la implacable actuación de la fiscalía, a los que acusó de rebelión.

2.       Y si en vez de energúmenos de extrema derecha, manejados y alentados por partidos y grupos ultraderechistas, hubieran sido radicales izquierdistas o antisistema los que hubieran asaltado un ayuntamiento gobernado por el PP. ¿Qué estaría diciendo la derecha? ¿Y la fiscalía?

Por dar una supuesta patada a un policía, un diputado de izquierdas es inhabilitado y se le retira su escaño. Por manifestarse frente al Congreso, no por asaltarlo, la fiscalía pide hasta siete años de cárcel  a 21 acusados (aquí si se les identifica rápidamente). Por participar en un piquete, la fiscalía pidió hace cinco años otros siete años de cárcel contra dos sindicalistas. No sigo, porque la lista se me hace muy vergonzosa.

Esperemos que lo de Lorca no quede impune, porque eso sí es un atentado grave contra la democracia, y que se llegue hasta el final sobre quiénes son los inductores de el asalto. Porque no se trata de un asunto de desórdenes públicos al acabar una manifestación. Por eso el tipo de los cuernos de búfalo, como sublimación del nuevo fascismo, ha vuelto a nuestra memoria.

  

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