martes, 11 de junio de 2013

EL AMOR A DESHORA

             
  Antonio Arbeloa es un hombre de la cultura, también de gran cultura, que ya ha publicado varios libros de poesía, ensayos y obras teatrales, además de ser el director del programa cultural de Televisión de Castellón“Página en blanco”. Era irremediable, por tanto, que se decidiera a escribir una novela, y entrar en ese mundo fantástico en el que las palabras construyen historias, que nos transportan por lugares ignotos de nuestra imaginación, en donde la vida sucede de una manera ajena a nuestra realidad, convirtiéndonos en espectadores, a veces cómplices, de acontecimientos y personajes con los que empatizamos, amamos, odiamos y nos emocionamos.
                Es en ese fabuloso mundo de la novela donde Antonio Arbeloa ha entrado sin miedos ni contemplaciones de novelista primerizo, con una novela, “El amor de deshora”, bien armada, que sigue una estructura in crescendo hacia la resolución final; escrita con una prosa cuidada y de lectura ágil. En torno a una trama de novela policiaca, en la que unos asesinos, que actúan movidos por un honor muy primario, ponen en jaque a la policía de España e Italia, va desgranado, magistralmente, como influye el amor en la vida de los personajes, que transitan por la novela marcados por amores eternos, inquebrantables, de esos que se instalan a primera vista en el corazón y ya no vuelven a desocuparlo jamás; y amores que llegan inesperadamente, a deshora, cuando ya a la vida sólo se le pide el olvido de pasiones pasadas, o que la rutina del actual no se haga insoportable.
                Es, por tanto, “El amor a deshora” una novela coral, en la que los personajes se van moviendo, sabiamente, de la mano de Antonio Arbeloa por distintas ciudades europeas entre el crimen ,el honor, el amor y el desamor, cada uno con su historia acuestas, con la vida que les ha tocado vivir, para lo bueno y para lo malo. Personajes que no creen en la salvación por sus actos, sino que transitan por la vida con las cartas de su destino ya echadas, intentando jugarlas lo mejor posible. Una lectura que no defrauda y mantiene el impulso de seguir leyendo, sin cansancio, trufada de un enorme despliegue de referencias culturales.

                

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