domingo, 30 de marzo de 2025

Villa Amparo, víctima de la miseria intelectual del gobierno valenciano

 


                La miseria intelectual del gobierno de la Generalitat Valenciana, presidido por el ausente y escondido Carlos Mazón, no sólo se circunscribe a los perversos efectos de la DANA, sobre todo en víctimas y comportamiento posterior. También tiene que ver con otros aspectos de la gobernanza valenciana, que definen muy bien cuáles son las prioridades del presidente Mazón y su gobierno.

                No voy a hacer un listado de todo lo que se está retrocediendo en esta tierra valenciana, desde que el Partido Popular y Vox han recuperado el palacio de la Generalitat, por unos pactos que están poniendo a la democracia a los pies de los caballos. Sería largo y no es el objeto de este escrito. Pero sí me gustaría detenerme en un hecho que tiene que ver con el interés por liquidar la memoria histórica, por lo menos, en los aspectos que a ellos no les gusta. Algo que no es baladí, porque si nos olvidamos del pasado, lo transfiguramos y ninguneamos, queda una página en blanco para que la derecha escriba el relato de la historia que quiere.

                Publican los medios de estos días, que la situación de abandono que sufre la casa donde vivió durante dos años, de 1936 a 1938, Antonio Machado: Villa Amparo en Rocafort, ha sido objeto de una ocupación ilegal, que, según parece no es la primera. Lo que debería llevarnos a preguntar, cómo es posible que la casa donde vivió uno de los más grandes poetas del siglo XX, esté abandonada por la dejadez de la administración valenciana. Aunque más que desidia, parece dejadez política, por el negacionismo de la memoria histórica del que hace gala Carlos Mazón, su gobierno y los partidos que lo apoyan. Aunque se trata de un negacionismo selectivo, porque cuando han de defender símbolos de la dictadura franquista o cruces que se levantaron para mayor gloria del bando vencedor de la Guerra Civil y humillación de los perdedores o borrar del sistema educativo el conocimiento histórico  nuestro pasado, no les duelen prendas.   

                En 2018 Villa Amparo fue comprada por la Generalitat Valenciana con la intención de rehabilitarla, para convertirla en la Casa de los Poetas, como espacio cultural y museístico, dedicado a la poesía. Un proyecto que reivindicaba el paso de Antonio Machado por Valencia y el hecho de que Villa Amparo convirtiera Rocafort, en esos años, en un centro de peregrinaje de poetas e intelectuales: Neruda, Alberti, Max Aub, Zambrano, entre otros. Tras un periodo de acondicionamiento, la casa se abrió al público en 2022, con visitas guiadas los fines de semana y la realización de eventos culturales. Estuvo en funcionamiento hasta el año 2023, cuando el Partido Popular de Carlos Mazón ganó las elecciones y pactó con Vox todas las regresiones sociales y culturales que le pidieron, para poder alzarse con la presidencia de la Generalitat.

                El abandono por parte del gobierno valenciano ha provocado un deterioro físico de la casa, que se ha acabado convirtiendo en un lugar perfecto para las ocupaciones ilegales. Pero no sólo se ha producido un daño material, el dolo es mucho más profundo, al vaciar de contenido la potencia cultural e histórica que Villa Amparo tiene; al marginarla de la Red de Ciudades Machadianas, que homenajean a Antonio Machado, reivindicando los espacios urbanos donde el poeta residió: Sevilla, Madrid, Soria, Baeza, Segovia, Rocafort, Barcelona y Colliure.

                Antonio Machado es más que un poeta. Durante décadas ha sido y es un referente poético y ético para varias generaciones de españoles, franceses de Colliure y localidades del sur de Francia, y debería ser tratado con el respeto que las grandes celebridades se merecen de un país y sus instituciones. Pero, según parece, para la derecha política valenciana, es mejor condenar al olvido su relación con esta tierra, no ya porque fuera un poeta de vocación y reconocimiento republicano, que también, visto las intenciones de dilapidar la memoria histórica, sino, por su cruzada contra todo lo que no sean tradiciones culturales obsoletas, crueles, castizas o bendecidas por la Santa Madre Iglesia. Aunque es decir mucho para un personaje como Carlos Mazón, que si tuviera que renegar de las tradiciones, tan del gusto del conservadurismo español y valenciano, no tendría ningún reparo en hacerlo, si con ello sus posaderas siguieran asentadas en el Palau de la Generalitat.   

                     

miércoles, 19 de marzo de 2025

Calos Mazón, un personaje dañino

 


¿Es consciente el Partido Popular en Valencia del daño que le está haciendo Mazón? ¿Feijoo es tan ignorante que ha ligado su futuro político a las huidas adelante de Carlos Mazón? Lo último que nos faltaba por ver en la Comunidad Valenciana es que la reconstrucción por los daños de la DANA quede ligada a un partido que niega las causas climáticas que la provocaron y busca más sufrimiento a muchos de los damnificados/as, por el abandono del presidente de la Generalitat y su gobierno, cuando tenía que haber estado advirtiendo a la población de la que se les venía encima.

Carlos Mazón demuestra cada día que es un personaje, me van a perdonar por el tono despectivo, que sólo piensa en él, siendo capaz de aliarse con el diablo si este le salva el culo. Lo de El Ventorro, la tarde desaparecido, las mentiras posteriores, la culpabilización ajena de sus pecados, las múltiples versiones que ha ido adaptando a sus problemas políticos y judiciales y la vergüenza ajena que provoca, no era un espejismo producto de su poca capacidad como gobernante, pero que podía dejar la puerta abierta a que pensáramos, que a pesar de su inutilidad, no era mala persona. Pero el acuerdo con Vox, con el único fin de salvarse, no sabemos muy bien de qué, nos ha mostrado la naturaleza de un personaje que es capaz de cualquier cosa, sin importarle las consecuencias que puedan provocar sus actos en terceros. Y lo más triste, es que su Partido lo apoya o calla con un silencio cómplice, cuando no le aplaude y lo pone de ejemplo.         

lunes, 17 de marzo de 2025

Los europeos nos jugamos nuestro futuro



                 Seguramente, lo que voy a escribir en este artículo sea una repetición de cosas que ya he dicho en otros artículos, o lo vengan leyendo o escuchando en los últimos días. No voy a ser original, pero creo que debemos insistir, aun a fuer de ser pesados, hasta que en Europa despierte la conciencia de que nadie va a salvar nuestro modelo de vida, con lo convulso que se ha vuelto el mundo desde que la extrema derecha ha accedido al poder en algunos de los grandes países. Es más, si pueden, desde dentro y desde fuera, van a intentar dinamitarlo. 

                La construcción de la Unión Europea es, sin duda, el acontecimiento político más fascinante llevado a cabo desde el final de la II Guerra Mundial. Y digo esto, porque partiendo de una reflexión que se realiza en una Europa dividida y enfrentada entre sí desde la Edad Media, se llega a una conclusión sorprendente, para lo que había sido Europa hasta ese momento. Si los diferentes países de Europa no se unen en la paz y la defensa de un modelo de vida democrático, de derechos, libertades y bienestar, el eufemísticamente llamado Viejo Continente estará muerto, ante Las nuevas potencias que se estaban repartiendo el mundo. Entendido eso y con un espíritu europeísta que hoy se tambalea, se firmó el Tratado de Roma en 1957, que sentó las bases del desarrollo posterior de la UE durante la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI. No voy a extenderme mucho en este asunto y los peligros que acechan al proyecto de la UE, porque ya lo hice en mi artículo de fecha 18 de febrero de 2025, en este mismo medio.

                De lo que me gustaría hablar es de la importancia que tiene la Unión Europea en el mundo, a pesar de las fuerzas centrífugas que están surgiendo en su interior y en el exterior, porque es un modelo de convivencia democrático y de bienestar que resulta un mal ejemplo para países occidentales, que o se están desviando de la democracia o la están entendiendo como una china en el zapato, para sus anhelos expansionistas y ultranacionalistas o, sencillamente, nunca la han llegado a ejercer. Aunque parece que somos los europeos los únicos que no nos damos cuenta de ello.

                Esa importancia no sólo viene dada porque la UE es una potencia económica y política, a pesar del empeño de una parte del liberalismo continental que se ha entusiasmado en deslocalizar la economía europea, en busca de mayores beneficios. Los principios que rigen la Unión Europea, basados en los derechos, la paz, la igualdad de oportunidades, la libertad y el estado de bienestar, a los que se han unido el feminismo, las políticas medioambientales, el ecologismo o la transición hacia energías sostenibles y medioambientalmente inocuas, no tiene que ser moneda de cambio de nada, porque no hay UE sin ellos, y sin UE el empobrecimiento de los europeos será de consecuencias dramáticas.

                Porque nuestro bienestar, como ciudadanos de un proyecto común y democrático, se fundamenta en la defensa de todos esos valores; en la conciencia de que todo iría a peor si renunciamos a ellos, y en que el modelo político actual, a pesar de sus defectos, es el mejor para todos. Lo que no significa que debamos hacer dejación para mejorarlo. Pero esto no tiene nada que ver con el populismo neofascista que campa por todo el continente, que sólo tiene como objetivo la perpetuación de las élites económicas que se han decantado por apoyar a quienes les aseguran liquidar derechos de todo tipo: sociales, laborales, sindicales, feministas, etc., con el único fin de proteger y ensanchar sus intereses de clase.

                Sin embargo, nada es gratis. Las amenazas, porque son varias, que tiene nuestro modelo de vida, sólo se pueden proteger si los europeos nos movilizamos en su defensa, tomamos conciencia de que no va a haber nada mejor que lo que tenemos. ¿O acaso estamos dispuestos a perder nuestras pensiones, la sanidad pública, la educación pública, los programas sociales de apoyo a los más desfavorecidos, la igualdad de derechos y oportunidades o el bienestar, en general, que disfrutamos, plácidamente instalados en una falsa autosuficiencia, entre otras cosas? No lo creo. Por eso hay que luchar, salir a la calle, como lo han hecho en Roma, en la Piazza del Popolo (que bonito recuperar el nombre de pueblo, como símbolo de lo que somos: un pueblo que se necesita a sí mismo para avanzar). Hay que presionar a nuestros gobiernos, para que se tomen en serio la amenaza que se cierne sobre nuestras cabezas y para profundizar en la democratización de las instituciones europeas. Y no se trata sólo de salir a la calle, también los sindicatos deben hacer ver a los trabajadores y trabajadoras que su bienestar laboral depende de una Europa social; convencernos de que Europa necesita una política migratoria abierta y solidaria, porque en la inmigración está el futuro del continente. El mundo académico e intelectual debe salir de su ensimismamiento para generar debate; la cultura tiene que tomar la bandera de Europa, porque es lo que más nos une. En definitiva, ser europeos y sentirnos europeos con orgullo, no por razones nacionalistas, sino porque nuestro modelo es el mejor y tenemos que creérnoslo.

                Pero en toda esta ecuación no puede faltar una cosa: la defensa. Hasta hace dos días los europeos nos hemos comportados como flowers powers, que vivíamos bien a costa de que otros garantizaban nuestra seguridad. Eso se ha acabado, porque el mundo está cambiando. Porque el statu quo surgido después de la II Guerra Mundial, por el cual EEUU se convertía en el gendarme de occidente, para ser la potencia imperial de medio mundo, que aseguraba a Europa su defensa frente a la Unión Soviética, se ha terminado. EEUU hoy se está convirtiendo en el país líder de la extrema derecha, justo la que quiere acabar con el modelo de vida europeo y su proyecto de unión.

                Por tanto, tenemos que asegurar nuestra defensa en todos los ámbitos: militar, inteligencia, tecnológico e industrial. Una democracia como la nuestra no puede sobrevivir sin un buen sistema defensivo, que la asegure de amenazas internas y externas. Y no se trata de crear un ejército imperial, que se dedique a amenazar al mundo, sino de diseñar un sistema de defensa único, común para la Unión (que por cierto sería muchísimo más eficiente y barato que el actual, disperso en varias decenas de ejércitos), y para eso, hay que rascarse el bolsillo. No me pregunten cómo, pero hay que rascárselo.

                Democracia y seguridad no tienen por qué ir separados ni deben darse la espalda. Porque de nada serviría que los europeos nos lanzáramos a luchar por nuestro modelo político y de vida (va todo junto, en el mismo paquete), si no somos capaces de defenderlo.                        

viernes, 14 de marzo de 2025

El carrusel de los falsarios



     Me resulta difícil rememorar los días de confinamiento durante la pandemia de coronavirus. Tengo razones personales para ello, por la muerte de mi madre en la famosa residencia de Leganés. Para hacerlo, prefiero releer el libro que publiqué: Diario de un desconfinamiento (Playa de Heliópolis, 2021) que recoge el diario que fui escribiendo día a día, durante varios meses.

    Lo que no puedo olvidar es la gran campaña que desplegó la derecha de este país cainita, sobre todo cuando ellos no gobiernan, contra el confinamiento, el estado de alarma, el gobierno, las vacunas… todo ello en nombre de una libertad de cartón piedra, que se inventaron para hacernos ver que estábamos reprimidos por un gobierno dictador, bolivariano y antiespañol, mientras miles de contagiados morían, a pesar de los esfuerzos que las instituciones sanitarias, políticas, y policiales hacían para evitarlo.

    Imposible dejar de recordar que el Partido Popular y Vox, a la segunda de cambio empezaron a votar en contra del estado de alarma, incluso presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional, que pasado el tiempo, en un alarde de sumisión política a la derecha y sus delirios, dictó una de las sentencias más vergonzantes de su historia y, quizá, su futuro. Vox y PP utilizaron el confinamiento y la pandemia para deslegitimar al gobierno e iniciar una campaña de acoso y derribo, que dura hasta la fecha actual. Cualquier cosa valía/vale. El 2 de abril Cuca Gamarra acusa al gobierno de querer acabar con el libre mercado y las empresas: “Este es un país de libre mercado, que tiene libertad de empresa y eso, antes y después de esta crisis, tiene que estar garantizado”. Santiago Abascal llamó, es literal: irresponsables, psicópatas, mezquinos, criminales e incapaces a quienes estaban trabajando para frenar la pandemia. Pablo Casado llegó a decir en el Congreso que el gobierno buscaba instaurar una dictadura constitucional. Por no hablar del espectáculo de las banderas que montó Vox, para culpabilizar de las muertes al gobierno o los ataques en nombre de la libertad de Isabel Diaz Ayuso, que trató de erigirse en el ariete contra Pedro Sánchez, cuando la Comunidad de Madrid se desangraba en muertos y protocolos de la vergüenza. Incluso hoy, todavía, cuando la presión de los familiares de las víctimas, 7.291, fallecidas en las residencias por el abandono de sus políticas, sigue culpando al gobierno central de las muertes por el COVID-19, como si ella no hubiera tenido ninguna responsabilidad como presidenta de una comunidad autónoma: “Hay 130.000 muertos sobre los hombros de Pedro Sánchez”, dijo ayer en el Parlamento madrileño.

    Para el Partido Popular, la Comunidad de Madrid estuvo bien gestionada durante la pandemia y su presidenta es un ejemplo de buen hacer, al igual que Carlos Mazón en la DANA de Valencia. No importa que durante la primera ola, Madrid fuera la región de Europa con mayor mortalidad, ni que el virus se expandió exponencialmente mucho más tiempo porque Díaz Ayuso y el PP madrileño convirtieron a Madrid en el centro mundial de la libertad, donde cada cual tenía derecho a hacer lo que quisiera, provocando un efecto llamada que hizo de la capital un lugar de encuentro de descerebrados, fiesta y corte de mangas a quienes se esforzaban, diariamente, por evitar muertes. Luego, la culpa, para la presidenta madrileña, la tuvo el aeropuerto, que no controlaba quién entraba.

    Pero lo más canalla, por lo que hoy todavía la sociedad se sigue movilizando, a pesar de los insultos de Díaz Ayuso y su asesor Miguel Ángel Rodríguez; de los intentos de frenar cualquier extensión de propagación de su responsabilidad en las muertes de las residencias, son los protocolos, llamados de la vergüenza, que negaban la asistencia hospitalaria a los contagiados de COVID o enfermos de cualquier otra patología en las residencias de mayores dependientes de la Comunidad de Madrid. No los de las residencias privadas, que esos, afortunadamente para ellos, si tuvieron asistencia; ni quienes vivían en sus casas, que sí pudieron acudir a un hospital a que les trataran.

    Discute la presidenta la cifra de muertos, como si 4.000 en vez de 7.000, la exoneraran a ella de algo. Las muertes por falta de asistencia y por abandono de las autoridades madrileñas están ahí, aunque Díaz Ayuso quiera minimizarlas o demonizar a quienes exigen justicia y reparación. Y Madrid, ni ninguna comunidad autónoma, puede estar dirigida por una personalidad así. Leía hace poco que quienes presentan rasgo psicopáticos exhiben anestesia afectiva, es decir, ausencia de culpabilidad y remordimiento ante el sufrimiento ajeno. No quiero señalar a nadie, pero la falta de empatía, descarga de culpa y protocolos de la vergüenza, señalan demasiado en una dirección. Isabel Díaz Ayuso es un peligro para los madrileños y para la sociedad en su conjunto, porque, visto lo visto, no podemos asegurar que no lo volviera a hacer.

    Me hubiera gustado escribir sobre lo poético de las calles vacías; sobre la solidaridad entre balcones, el silencio urbano y el respiro medioambiental; del esfuerzo, nunca pagado, de quienes estuvieron en el frente de combate de la pandemia; de si hemos aprendido algo o dónde están aquellos buenos pensamientos de que el mundo saldría de todo aquello mejor. Pero, como dije al principio, me resulta imposible ver cómo la hipocresía de la derecha sigue impune, campando a sus anchas, con el único fin de que olvidemos su comportamiento en aquellos meses o acabemos aceptando el relato que a ellos les interesa.
 

martes, 11 de marzo de 2025

Otro 11-M monopolizado por el PP

 


Sería bueno que el Partido Popular de Madrid, con su presidenta Isabel Díaz Ayuso al frente, tuviera la misma empatía que muestra hacia las víctimas del 11-M, a las que en su momento denigraron porque no controlaban, con las 7.291 víctimas de la pandemia, que hace cinco años murieron en las residencias de la tercera edad, por la desidia del gobierno madrileño y los protocolos de la vergüenza que decretó su presidenta Díaz Ayuso, en vez de menospreciarlas, cuando no insultarlas, sin ningún tipo de apego hacia ellas. 

Me resulta triste ver como el PP vuelven a monopolizar un acto que debería estar por encima de los intereses partidistas, incluso permitiéndose el lujo de no invitar al delegado del gobierno en Madrid.

Para el Partido Popular, cualquier víctima que no sirva a sus intereses, para lanzarlas contra el gobierno que ellos no ostentan, es prescindible, cuando no despreciable. Esa es la medida de la moral cívica que tienen, y si se trata de Madrid, hablamos de inmoralidad en el sentido más amplio de la palabra. 

Otro 11-M monopolizado por el PP

 


Sería bueno que el Partido Popular de Madrid, con su presidenta Isabel Díaz Ayuso al frente, tuviera la misma empatía que muestra hacia las víctimas del 11-M, a las que en su momento denigraron porque no controlaban, con las 7.291 víctimas de la pandemia, que hace cinco años murieron en las residencias de la tercera edad, por la desidia del gobierno madrileño y los protocolos de la vergüenza que decretó su presidenta Díaz Ayuso, en vez de menospreciarlas, cuando no insultarlas, sin ningún tipo de apego hacia ellas. 

Me resulta triste ver como el PP vuelven a monopolizar un acto que debería estar por encima de los intereses partidistas, incluso permitiéndose el lujo de no invitar al delegado del gobierno en Madrid.

Para el Partido Popular, cualquier víctima que no sirva a sus intereses, para lanzarlas contra el gobierno que ellos no ostentan, es prescindible, cuando no despreciable. Esa es la medida de la moral cívica que tienen, y si se trata de Madrid, hablamos de inmoralidad en el sentido más amplio de la palabra. 

lunes, 3 de marzo de 2025

Feijoo miente y Mazón también

             


              Hay una zona oscura en la tarde del 29 de octubre de 2024, cuando media provincia de Valencia estaba siendo anegada por el agua, con una virulencia sin precedentes. Y no me estoy refiriendo a las horas en las que Carlos Mazón, todavía tristemente presidente de la Generalitat Valenciana, estuvo, no estuvo, fue, no fue, llegó, no llegó, hizo, no hizo, ante la catástrofe que asolaba Valencia. Aunque lo cierto es que ya da igual lo que hiciera, porque lo grave es que no actuara desde por la mañana; la alerta roja se lanzó a las 7:30 horas, siendo inexplicable que no se convocara el CECOPI hasta las 17:30, cuando el agua ya le llegaba al cuello a muchos valencianos. Es por eso por lo que tiene que dar cuentas ante la justicia y ante la ciudadanía. Esa zona oscura a la que me refiero tiene que ver con Núñez Feijoo.

                Desde el día 29, el presidente del Partido Popular, lo único que ha hecho ha sido culpabilizar al Gobierno Central, por algo que debía haber hecho el Gobierno Autonómico, con un mantra que al ya nos tiene acostumbrados, que señala, suceda lo que suceda, a Pedro Sánchez como culpable. Eso ya lo tenemos muchos españoles y, me atrevería a decir que europeos, asumido. Su capacidad como dirigente político no da para más; ni que decir entonces, como estadista. Pero lo que no deja de sorprender es su defensa insistente de Carlos Mazón. Podríamos pensar, que el presidente de la Generalitat le está sirviendo de escudero contra el Gobierno Central, en su cruzada contra el “sanchismo”, como viene haciendo, desde que dos días después de la gran riada, Pedro Sánchez pasara de ser “querido presidente” a responsable de las pérdidas humanas de la DANA, por no haber actuado a tiempo ni en forma. Pero que Feijoo siga protegiendo a Mazón, cuando ya se ha convertido en un personaje tan ridículo, caricatura de sí mismo, es algo difícilmente de comprender.

                A no ser, qué lo que está tratando Núñez Feijoo es de que se hable poco de él, utilizando de pantalla a Carlos Mazón, a ver si con suerte su papel en la aciaga tarde de la DANA pasa desapercibido. Esta sospecha viene de una grave contradicción, por no decir mentira. Núñez Feijoo, aspirante a presidir el Gobierno de España, declaró a los medios de comunicación, el 31 de octubre, lo siguiente: “El president de la Generalitat desde el pasado lunes me ha venido informando en tiempo real y me venía diciendo que la situación era muy compleja y desde el martes ya me estuvo informando igual que ayer”. Sin embargo, esta declaración ante los medios suscita algún que otro interrogante. En el listado de llamadas de Carlos Mazón de esa tarde, cuando estuvo, según él, hablando con media España, no aparece ninguna llamada al presidente de su Partido. ¿Por qué, entonces, una mentira tan burda de Feijoo? ¿A caso se pensaba que esta se iba a quedar en el monte del olvido, como tantas otras? Puede ser que en esa huida hacia adelante, que suelen hacer los que quieren parecer lo que no son, nos quisiera engañar dando la imagen de estadista, que sí estaba al tanto de todo, no como Pedro Sánchez que estaba lejos de la tragedia, con su mujer, de cena en la India, como la fachosfera denunció, obviando que se encontraba de viaje oficial.

                No obstante, démosle un margen a la duda y aceptemos que esas llamadas se efectuaron, quizá por un teléfono privado, por walkie talkie o Skype. ¿De qué hablaron? Porque de la DANA no debieron hacerlo, a no ser que fuera una conversación de esas tontas, a las que no se les da importancia. ¿Quizá el motivo de las llamadas era otro que nunca sabremos? Porque resulta difícil de entender que Núñez Feijoo no se alarmara, si desde un día antes de la DANA, ya estaba sobradamente informado. Cabe otra pregunta mucho más incómoda: ¿Cómo es posible que con una alerta roja desde primera hora de la mañana, Núñez Feijoo no advirtiera a Carlos Mazón de que debía activar el nivel de emergencia 3, para que el gobierno central tomara las riendas de la situación a través del ministerio del Interior? ¿Estuvieron jugando Feijoo y Mazón a no querer darle al gobierno “sanchista” las atribuciones de la emergencia, para culparlo de inoperancia, ya desde el día 30, con Núñez Feijoo en Castilla-La Mancha?

                El presidente del Partido Popular debería dar explicaciones a los valencianos y los españoles, sobre su manera de actuar ese día, porque la sospecha de que no hizo nada deliberadamente crece, o lo que es peor, que no supo hacerlo, si es que realmente Carlos Mazón le tuvo informado y, quizá, esperando órdenes, cosa que no consta en el registro telefónico de ese día, mostrando, una vez más, que Núñez Feijoo  miente o esconde algo.

Villa Amparo, víctima de la miseria intelectual del gobierno valenciano

                  La miseria intelectual del gobierno de la Generalitat Valenciana, presidido por el ausente y escondido Carlos Mazón, no s...